miércoles, 18 de agosto de 2010

MIRANDO AL CIELO



En el atardecer, a la hora del crepúsculo sereno
lloran mis ojos, y los espacios se llenan de silencio
se cubren de tinieblas los ambientes
y las almas de ensueños…
Tiembla mi voz, mi corazón y mis entrañas
y en el momento de solemne calma
busco la figura de mi padre
que hace tiempo no veo.
En la quietud y el silencio del sepulcro
él busca la sombra de lo ignoto…
y yo, miro al cielo.
Pretendiendo encontrar su alma.
Quiero observarlo en las cosas de la vida
y en las formas de lo etéreo
donde nosotros también
más tarde dormiremos.
Le pregunto a Dios dónde está su alma
y me responden sólo las estrellas.
Entonces me pregunto nuevamente
¿No dormirá en alguna de ellas?
Late mi corazón, algo turbado
porque sé que ya emprendió su viaje
al país de los misterios.
¿Dónde estarán los rostros adorados
de nuestros queridos muertos?
Eli

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