Me aprietas el corazón cuando invades
mi alma quebrantada por el tiempo
paso las horas contigo acompañada
mirando el sol que se apaga
las sombras que se acercan
tejiendo gestos, palabras y recuerdos
donde se conjugan sueños ya dormidos.
Soledad, no me advertiste nunca
de que a cada paso llegarías
clavándote en mis entrañas
y dejándome una gran herida.
En el fondo de mi ser, te instalas
y desde allí me mandas penas
llenas de espuma, disueltas en el aire.
Aquí estoy, en medio del camino
de rodillas acostumbrada…
buscando a Dios de cara al cielo
en el espacio azul, esperanzada.
Eli
No hay comentarios:
Publicar un comentario